La frase adecuada


Manuel se despierta en casa con una tremenda resaca.

Se esfuerza por abrir los ojos, y lo primero que ve es un par de aspirinas y un vaso de agua en la mesita de noche. Se sienta y ve su ropa toda bien limpia y planchada frente a él. Manuel mira alrededor de la habitación y ve que todo está ordenado y limpio. El resto de la casa está igual.

Coge las aspirinas y ve una nota sobre la mesa:

Cariño, el desayuno está en la cocina, he salido temprano para hacer unas compras.
Te quiero.

Así que va a la cocina, y cómo no, ahí estaba el desayuno y el periódico del día esperándole. Su hijo también esta en la mesa, desayunando.

Manuel le pregunta:

Hijo,¿que pasó ayer por la noche?

Su hijo le contesta:

pues volviste a las 3 de la madrugada, borracho, meado encima y gritando.
Rompiste algunos muebles, vomitaste en el pasillo y te pusiste un ojo morado cuando te diste contra la puerta.

Confundido, Manuel pregunta:
¿Y cómo es que todo está tan limpio y ordenado, y el desayuno esperándome en la mesa?

Su hijo contesta:

¡Ah, eso! Mamá te arrastro hacia el dormitorio y cuando intentó quitarte los pantalones, tú gritaste: "¡Quieta zorra! ¡Qué estoy casado!".


Moraleja: Decir la frase adecuada... ¡¡NO TIENE PRECIO!!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno jajaja Aunque prefiero evitar las borracheras así, porque las resacas de después no son nada agradables, pero sin me levanto y me espera eso, tal vez las coja más a menudo jajaja

Murator dijo...

Bueno, pues si la pillas acuérdate de decir la frase mágica...jejeje

Anónimo dijo...

Jjajajaajajajjaajjaja... Es que cuando uno está borracho perdido suelta muchas verdades por la boquita...

Murator dijo...

verdades o mentiras... nunca se sabe lo que puede salir de la boca de un borracho...jajaja

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